Amar nuestras heridas

Amar nuestras heridas

La mayoría de nosotros nos encontramos marcados por acontecimientos dolorosos que nos han dejado heridas profundas que no acaban de cicatrizar. Así transcurre mucho tiempo, hasta que un día descubrimos que si las aceptamos, si las incorporamos en nuestro cuerpo de acontecimientos y les damos un espacio dentro de nosotros, se cierran dejando una cicatriz que forma parte de nuestra persona.

Es necesario aprender a saber vivir cualquier tránsito doloroso: una pérdida, una muerte, una enfermedad, un abandono, etc. La vida parece ponernos a prueba haciendo tambalear una ilusoria seguridad y estabilidad, donde la cara oscura y oculta de lo impredecible parecía no tener lugar.

Aparentemente todo se derrumba pero, paradójicamente, disfrutamos de la posibilidad de poder vislumbrar las verdaderas cosas importantes de la vida, convirtiéndonos así en aprendices y discípulos de la realidad.

La vida palpita con su propio latido, a veces con una fuerza misteriosa y arrasadora que nos lleva a descubrir que los acontecimientos más significativos y esenciales no dependen solo de nuestra voluntad. Esta experiencia parece hacernos pequeños, pero es justo todo lo contrario, pues nos regala una de las grandes virtudes: la humildad.

A menudo, es a través de aquellas cosas que la vida nos da y que nosotros no queríamos que nos expandimos y podemos brillar con luz propia.

Si somos capaces de comprender y amar nuestras heridas, estaremos más cerca de poder completar con éxito el proceso hacia una vida plena.

👉Sólo si primero nos hacemos cargo de lo nuestro, podremos ser madres y padres conscientes.

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Sonia Castaño

Sonia Castaño

Coach y Terapeuta, especializada en Acompañamiento a adolescentes, jóvenes y familias. Más de 12 años de experiencia profesional en el ámbito socioeducativo, individual y familiar.

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