La familia tiene un alma común y una conciencia común que guía a todo el grupo, no solamente a cada individuo. Cada miembro de un sistema familiar pertenece y forma parte de ella. Esa alma y esa conciencia familiar cuidan tres órdenes fundamentales:
1. Cada miembro del sistema familiar, vivo o muerto, tiene el mismo derecho a pertenecer. Es lo que en la terapia sistémica familiar se denomina: el derecho de pertenencia.
2. De no ser así, de no dar pertenencia a algún miembro del sistema y excluirlo, el alma familiar tratará de restablecer el orden mediante una compensación, conectando a un miembro nacido posteriormente con la persona que ha sido excluida para que lo reemplace. Es lo que se denomina: compensación por pertenencia denegada.
3. El tercer orden exige que aquellos que estuvieron antes en el sistema tengan prioridad ante los que llegaron posteriormente. Si la prioridad de los que llegaron primero es respetada, los que llegaron después quedarán libres y podrán avanzar en plenitud hacia su propia vida. A este tercer orden lo denominamos: de jerarquía
Cuando trabajamos en consulta desde la mirada sistémica, e intentamos aplicar estos tres órdenes fundamentales como herramienta terapéutica, podemos ver como la persona se recoloca de nuevo a sí misma dentro de su sistema familiar, pudiendo tomar toda la fuerza que viene del alma familiar.
Esa fuerza se da porque la persona puede tomar todo el amor que viene de su clan, potenciando así su vida.
Como dice Bert Hellinger: «El orden precede al amor, y el amor únicamente puede desarrollarse en el marco del orden. El amor es una parte del orden. Solo con el amor no basta.”
Y tú ¿Has podido tomar la fuerza y el amor que viene de los tuyos, poner orden y así potenciar tu vida?
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